Ahora que tengo
aspiradora
Ahora que tengo
aspiradora las cosas van a cambiar,
las mujeres
dejaran de verme como un vago sin casa,
sin propósito y
esperanza.
Verán como limpio
mi placard,
mi ático, mi
mansarda.
He encontrado
pelos de mi antigua gata,
finos y blancos,
felina transmutada
hace ya algunos
años.
Aspiré también, medio centavo de dólar
y una pajuela, fue
cuando le cantaba a mi pobreza.
Mucho pelo negro
de mi perro,
muchas canas de su
dueño,
piel muerta,
deseo, descanso, sueño.
Soy un tipo que se
negó a coger una escoba,
un balde, la
plancha, una cacerola, dos huevos:
"Buenos días,
amor.
Los niños no
tienen colegio,
duerme, descansa
el duro sueño de la existencia."
Yo, el más aislado
del orden,
me ufano de bailar
con mi aspiradora,
y ella, cual
lancha navegando los muebles,
recorre tramo a tramo
la suavidad
donde naufragó mi amor
en tu isla,
y el sonido
absorbiendo los colores,
los chasquidos,
los gemidos de las costuras.
Quién iba pensar
que un hombre cualquiera,
como yo,
estaría feliz con
su aspiradora nueva,
absorbiendo los desechos del pasado
y todo el amor
perdido que ahora no hace falta.
¡Baila, mi
aspiradora! ¡Baila!
***
En la foto, del archivo personal del autor.
***
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