Ahora que tengo aspiradora

 

Ahora que tengo aspiradora

 

Ahora que tengo aspiradora las cosas van a cambiar,

las mujeres dejaran de verme como un vago sin casa,

sin propósito y esperanza.

Verán como limpio mi placard,

mi ático, mi mansarda.

 

He encontrado pelos de mi antigua gata,

finos y blancos, felina transmutada

hace ya algunos años.

 

Aspiré también, medio centavo de dólar

y una pajuela, fue cuando le cantaba a mi pobreza.

Mucho pelo negro de mi perro,

muchas canas de su dueño,

piel muerta, deseo, descanso, sueño. 

 

Soy un tipo que se negó a coger una escoba,

un balde, la plancha, una cacerola, dos huevos:

"Buenos días, amor.

Los niños no tienen colegio,

duerme, descansa el duro sueño de la existencia."

 

Yo, el más aislado del orden,

me ufano de bailar con mi aspiradora,

y ella, cual lancha navegando los muebles, 

recorre tramo a tramo

la suavidad donde  naufragó mi amor

en tu isla,

y el sonido absorbiendo los colores,

los chasquidos, los gemidos de las costuras.

 

Quién iba pensar que un hombre cualquiera,

como yo,

estaría feliz con su aspiradora nueva,

absorbiendo  los desechos del pasado

y todo el amor perdido que ahora no hace falta.

 

¡Baila, mi aspiradora! ¡Baila!


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Texto & Foto: Diego Al. Gómez

En la foto, del archivo personal del autor.


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Diego Alexander Gómez

pimientaenchanclas@gmail.com

2024


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