“En eso pasaban la vida los
amigos del rey: en jugar y en pelearse por celos con los bufones de palacio,
que les tenían odio por holgazanes, y se lo decían cara a cara. La pobre
Francia estaba en la miseria, y el pueblo trabajador pagaba una gran contribución,
para que el rey y sus amigos tuvieran espadas de puño de oro y vestidos de
seda. Entonces no había periódicos que dijeran la verdad. Los bufones eran entonces
algo como los periódicos, y los reyes no los tenían sólo en sus palacios para
que los hicieran reír, sino para que averiguasen lo que sucedía, y les dijesen
a los caballeros las verdades, que los bufones decían como en chiste, a los
caballeros y a los mismos reyes.
Los bufones eran casi siempre
hombres muy feos, o flacos, o gordos, o jorobados. Uno de los cuadros más
tristes del mundo es el cuadro de los bufones que pintó el español Zamacois.
Todos aquellos hombres infelices están esperando a que el rey los llame para
hacerle reír, con sus vestidos de picos y de campanillas, de color de mono o de
cotorra.”
Fragmento tomado de "Un juego nuevo y otros viejos"
La Edad de oro, de José Martí.
Sexta edición, Editorial Gente Nueva, 2006, La Habana,
Cuba. (Pág. 62)
Fuente: Museo de Bellas Artes de Bilbao
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