Secuestrado para
el futuro
Estaba viendo la serie V: La batalla final, como conocimiento del cine que tiene que ver con extraterrestres, y mi madre que en esas pasaba dijo:
- Sí, mijo, mire, últimamente todos esos vídeos que se ven por Facebook y Tik Tok, se ven patentes esas naves, y si no mire la vaca de doña Berta, se la llevaron unos malandros extraterrestres, ¿no les parece el colmo del siglo?
- Madre, usted cree en eso, no ha visto pues que todo se debe a los Illuminati, que son los dueños del mundo, junto al Nuevo Orden Mundial.
- Sí, y los Reptilianos.
- Ah, esos lagartos, pero esos son del planeta desde la época de los dinosaurios.
- Oigan a éste, si son del futuro
- Bueno, y qué pasó con la vaca.
- Pues que se la llevaron y por eso la leche está por los aires.
- Yo no le creo nada.
- ¿no?
- Madre, mire, en esta película a los extraterrestre les hace daño el calor, y les fastidia la luz del sol, porque los reptiles son de sangre fría, y fue que llegaron al planeta para aprovisionarse de agua y comida, y la comida somos nosotros, los seres humanos que debemos estar vivos para su consumo, algo así como peces de acuario.
- No, pero muy cochinos.
- Cochinos, ¿por qué?
- ¿Comer humanos? Eso debe ser de lo peor.
- Verdad.
- Obvio, sí yo lo sé.
- Mire, pues, y en la serie persiguen a la gente del planeta tierra, o sea, a los humanos, sólo por ser científicos, gente que sabe, y hasta responsabilizan a sus familiares.
- Sí, y lo controlan todo para robarle los recursos naturales a los países.
- ¿Y usted por qué sabe todo eso?
- Usted sabe que yo me mantengo acá, viendo películas todo el tiempo, y otros programas, ¿Qué más hago yo?
- No, usted si resultó más nadaísta que yo.
- A no, a mí no me meta en eso, usted sabe que a mí no gustan las piscinas.
- Pero yo le estoy hablando es de poesía.
- ¿Poesía?, peor.
En ese momento llegó hasta el patio una nave interplanetaria y una voz dijo a mi madre que tranquila, que no se la llevarían a ella y tampoco al perro, pero que sí a mí persona por conspirar del mundo desde la nada.
“Por lo visto hoy no tendremos que hacer almuerzo”, le dijo mi madre al perro que todavía miraba hacia arriba atisbando a su dueño que se lo habían llevado, y al no rastrearlo en el aire salió para el sofá a acicalarse y a ver desde allí la realidad que le presentaba la televisión, y fue en un canal, de esos extraños, donde lo volvió a ver, expuesto, vivo, al parecer en un museo de un planeta extraño.
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Diego Alexander Gómez
pimientaenchanclas@gmail.com
2025
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