La nostalgia de Pasolini transmutó los rincones
de la tierra a través de una poética de su pensamiento. Este hombre, total y
rebelde, evidenció la máxima expresión de la anarquía que venía siendo el mismo
gobierno de la época junto a la Elite europea. Tuvo la conciencia de guiar a la sociedad hacia
su propio camino de identidad, permitiendo que las poblaciones expresasen su realidad a través de la pantalla, ya sea dibujando garabatos o escribiendo
versos, fue un momento clave para el cambio social gracias a este pensamiento
político y al arte de expresarlo.
Luego, por cierta venganza, le rompieron sus huesos
y arrojaron su cuerpo al sol, más, con sus ojos cerrados y el tórax desplomado,
su pensamiento continua ahora vivo, rescatado al fin por la poesía para seguir siendo
hombre, volando alto y lejos por el continente latinoamericano, y más arriba en
los bordes de la Cordillera de los Andes, en este país llamado Colombia, hemos sabido de algunos investigadores
que afirman haberlo visto por las calles de la ciudad y hasta una corporación
le dio su nombre; Pasolini en Medellín,
y desde entonces lo vemos habitando películas, pasando manuscritos,
analizando a los muchachos de los barrios a través del Hip hop que se recrea en los pasillos
de los buses, para saber qué piensan y cómo lo hacen.
La calle se expande igual que la pobreza y con las
manos en los bolsillos pasan los hombres y mujeres que por casualidad,
podrían ser cualquiera de ustedes que miran de cerca al otro y continúan sus
pasos por la ciudad haciendo sus apuntes, mirando las calles con su algarabía, cruzando
el paisaje diverso y el saludo en la puerta.
Pasolini expuso sus ideas y las dejó como herencia,
fue un provocador e irreverente (¡y no cualquiera incomoda a una época!), nos
legó su literatura, su cine, y su alma anhelante en la poesía; conocimiento que
se ha ido replicando en acciones para hacer de la vida una realidad consiente y
objetiva, una mirada social de la propia historia que no es sino la misma de
todos nosotros, de cómo percibimos la violencia y a la vez la transformamos en símbolo y memoria, y con las manos firmes, puestas en el Arte de decir o expresar sostenemos
la consigna de la vida, tan sencilla como la significación de las palabras: Respeto y la Libertad.
Si quiere saber más de las calles y sus gentes, busquen
a Pasolini en Medellín, y encontraran la belleza local de un buen trabajo hecho
a mano.
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