Memoria, mis memorias, mis días, mis
semanas, mi tiempo y espacio, yo, un librero sin librería. Decidí volver a la Universidad a seguir viendo, a compartir mi presencia con la explosión del mundo. Todo acá parece nuevo, fresco, juvenil, y en
el espejo de mi móvil me advierto muchas canas en la barbilla, “Ya pareces un
viejo escritor nene, y aún no has publicado tu primer libro” Me digo mientras escribo destellos. Pero ya será este mismo año que publique mi ejemplar, el año del perro, según el calendario chino, pariré bajo su luz mis versos y labia.
El hombre íntimo no dice nada si no comparte
su obra, yo a mi edad un completo desconocido, repleto de aromas y letras.
Mandé hojas de vida a diferentes lugares
para trabajar en algo digno de mis huesos. Nada que suena el teléfono, ni la primera entrevista.
Cierro los ojos y siento mi interior
rebozado de consonantes que cantan, y
vocales que acompañan el ritmo, comprendí que llevaba la maldición de Escritor y Librero.
Entonces, reuní fuerzas para
desprenderme de mis autores y los obligué al suelo, al viento, al Sol, a otras
manos, a otros ojos en el estante de otra casa. Y el libro allí, expectante,
preguntándose por qué han cambiado los ruidos de la biblioteca, la dicción
sonora del lector del baño, el hombre aquel que lagrimeaba ante sus páginas, ese
que lo llevaba en su mochila a todas partes, pero así es el amor entre las
cosas y las personas; dejar ser, dejar ir, aprender y enseñar, soltarse del pensamiento,
ese que es de todos, como las sonrisas de las mujeres.
¡ Ya ves !; acá estoy sentado con mis
maestros al lado, canalizando la vida (me sueño un mar y un campo abierto); meditando
cierto dolor en el cuerpo, la nostalgia de otros días, y la pobreza
económica ¡compañera mía! en el bloque dieciséis, frente a la
fuente de la universidad, allí donde una brizna pasajera juguetea con el
viento.
Mi espíritu muta de cuerpo en letras!
Gracias lector por ese abrazo al leerme.
Texto tomado del libro : Memorias de un librero sin librería. (Inédito)
de; Diego Al. Gómez)
Imagen: El lenguaje de las flores. Kate Greennaway
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